La Catedral es el auténtico símbolo de
la ciudad, siendo su silueta inconfundible
desde kilómetros
de distancia, por
su ubicación y
por la altura de su torre.
Su construcción comenzó en 1492 sobre la vieja Mezquita Mayor, según traza de Diego de
Siloé. El proceso
constructivo abarcó desde los siglos XVI-XVIII, de ahí
que su
contemplación suponga un viaje
artístico desde el gótico hasta
el barroco.
La Catedral
consta de 3 fachadas:
la principal está dedicada a la Anunciación, y es
considerada un auténtico “retablo en piedra”; la
sur, por su
parte, está
destinada a Santiago
mientras
que la norte está dedicada
a San Torcuato.
Es en la puerta de San Torcuato donde
comenzaremos nuestra visita. En este
lado de la Catedral, podemos encontrar la torre, coronada por la imagen del Sagrado
Corazón de Jesús,
obra de Amadeo Ruiz del Olmo. Como curiosidad hay que indicar que
hasta hace unos años la imagen gozaba
de un mecanismo que la orientaba hacia cada
uno de los barrios de Guadix según determinadas horas del día.
PUERTA DE SAN TORCUATO
Está dedicada al patrón de la ciudad, San Torcuato, llama la
atención respecto al resto
de fachadas del templo por ser la
más
pobre artísticamente hablando. Esto es debido
a que cuando finalizó la construcción de la
Catedral, en
esta zona se situaba una barbacana con un importante
desnivel que hacía poco útil la apertura de una
puerta en este lugar. La puerta se
realizó y con el paso del tiempo acuñó su propia leyenda, pues se cree que su apertura
era preludio de grandes catástrofes en
la ciudad al coincidir con epidemias, terremotos, etc...
Leyenda
o no, somos muchos los que aun no hemos podido contemplarla abierta.
Pasando por el Arco de Palacio que comunica la
residencia del Obispo de la ciudad
con el templo
catedralicio directamente. A la
izquierda del arco encontramos la
puerta
de
Santiago, coronada por la imagen del apóstol.
Además
de muchas consideraciones
artísticas,
en ella encontramos la curiosidad de la existencia
de 2 cálices de aire, que literalmente son de aire. Para poder apreciarlo
correctamente hay que situarse frente a la
puerta.
Los 4 capiteles
de columnas sitúan 4 pequeños entablamentos, cuya estructura entre la
cornisa y las columnas
forma las
figuras de lo que parecen ser cálices. Éstos dan lugar a la leyenda del campanero de
la Catedral.
Frente a esta fachada,
encontramos la escultura dedicada a los
niños
cantores
de la Catedral, testigo de la gran tradición musical de este templo. Dicho coro goza de gran prestigio, si bien
su mayor esplendor lo
alcanzó en los años 80 del pasado siglo.
Se llama de la Encarnación, puesto
que a ella está consagrada la catedral y
su símbolo es el jarrón con
azucenas. Les invitamos
a buscarlo
puesto que se encuentra en innumerables lugares de este
templo, tanto dentro
como fuera de
él. Esta fachada
ha sido catalogada como un auténtico
“retablo en piedra” por
su monumentalidad. En las
hornacinas podemos encontrar las imágenes
de los 7 varones apostólicos, los
cuales
vinieron a predicar el cristianismo a estas tierras
y entre los que se encontraba el hoy patrón
de Guadix, San Torcuato.
Se
aprecia notablemente el estilo barroco por la gran profusión de elementos
decorativos. Coronando la fachada encontramos
dos medallones: uno
rectangular dedicado a la Encarnación
y otro redondo con el escudo
de Felipe V, regalado a la
ciudad por su fidelidad en
la
guerra de sucesión.
La catedral posee una amplia colección de
gárgolas de variadas formas, de
cañón la mayoría, y
otros con cabezas de animales: monos,
carneros y leones.
En esta hermosa plaza podemos contemplar, a la
izquierda de
la fachada, el primer seminario de la ciudad, antiguo
palacio de
los Ramírez de Arellano con portada barroca de Gaspar Cayón. Su puerta
se encuentra poco centrada
en el
edificio y
en el conjunto de la plaza, debido
a que cuando se construyó no
existía este espacio y se derribaron casas para poder abrirlo.
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