Dice la leyenda que bajo la Iglesia de Santiago se escucha el rugido del mar y que no es recomendable permanecer de noche allí puesto que el sonido puede ser ensordecedor. Se cuenta que en una ocasión a un monaguillo se le cayó un cáliz a un pozo que meses después apareció en el puerto de Sevilla. Así mismo, durante las obras de remodelación de la plaza en 1956, se podían apreciar vibraciones sonoras que no dejaban indiferente a los obreros. Fue en estas obras donde apareció una galería que podría formar parte de unas catacumbas o llevar al ojo de mar. Sin embargo, el pasadizo se clausuró para evitar apariciones, como la de una bella mujer con aspecto de ninfa que invitaba a continuar por la galería subterránea. Sobre él se construyó la cruz que está a la derecha de la puerta de la iglesia, con este monumento pétreo se buscaba encomendarse a la protección del Cristo de la luz, y sepultar estas presencias y vibraciones para siempre.
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Sorprendente ! Qué más?:)
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