Ha sido una carrera
divertida y llena de emociones, incluida la petición de matrimonio de José
Heras a su pareja
Ni el fresquito más que otoñal de la tarde ni la amenaza de lluvia (que incluso se ha hecho presente en algunos tramos de la carrera) ha podido este domingo con las ganas de Cascamorras que tenía Guadix. La ciudad y los muchos visitantes que cada año se animan a disfrutar de la fiesta (cada año más, algunos de lugares tan lejanos como Australia) se han volcado con José Heras, el joven accitano encargado de encarnar este año la figura del Cascamorras. En las casi dos horas y media que ha durado la carrera ha habido emociones de todo tipo. Incluida la petición de matrimonio de José Heras a su pareja junto a la farola de la Plaza de las Palomas, justo antes de la jura de bandera que se hace en ese lugar.
La carrera ha finalizado sin incidencias. Y para garantizar la seguridad se ha contado a lo largo de todo el recorrido con un dispositivo especial de seguridad que incluía un Puesto de Mando Avanzado en la Plaza Julia Gemella Acci. Allí se daban cita media hora antes del inicio de la carrera la delegada del Gobierno de la Junta en Granada, Sandra García, la alcaldesa de Guadix, Inmaculada Olea Laguna, y el delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Guillermo Quero, para conocer este Puesto de Mando en el que han estado representados todos los cuerpos de seguridad y emergencias implicados en el dispositivo: Grupo de Emergencias de Andalucía del 112, Guardia Civil y Guardia Civil Tráfico, Policía Autonómica, Policía Local, Bomberos, Protección Civil y Distrito Sanitario.
No han faltado durante la carrera
los vítores al Cascamorras, a Guadix, a la Virgen de la Piedad y al propio José
Heras. En varias ocasiones el público ha pedido al Cascamorras que volviera a
“volar”, como hiciera el jueves en Baza al dejarse caer de espaldas, algo que
ha hecho desde el balcón del Palacio Episcopal. A lo largo del recorrido ha
habido ocasión de brindar, de degustar el tradicional merengue de La Oriental
e, incluso, de recibir un baño de espuma al final del recorrido gracias a los
Bomberos. En la calle Santa María del Buen Aire se ha repetido una imagen del
año pasado pero a la inversa: en esta ocasión ha sido Emilio Delgado, el
Cascamorras del año pasado, el que ha sostenido sobre sus hombros a un José
Heras que, al finalizar el recorrido, ha manifestado su deseo de que esta no
sea su última carrera como Cascamorras.
Ha sido, en
definitiva, una carrera inolvidable, muy participativa y divertida en la que el
Cascamorras ha sabido hacer disfrutar a los asistentes y con la que se
demuestra que la Fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional, sigue
consolidándose y creciendo años tras
año. Como ya sucediera el año pasado, ha resultado complicado para la Hermandad
de la Virgen de la Piedad y su Presidente, Juan López Lechuga, concretar una
cifra de participantes, ya que había gente tanto en la carrera como asistiendo
como público en los diferentes tramos por los que discurre, y la gente se iba
sumando en diferentes puntos del recorrido. No obstante, se ha seguido la
tendencia del año pasado y se ha contado con una participación que hace
presagiar un gran futuro a la fiesta. Como demuestra también el hecho de que
cada vez sean más los turistas de países de todo el mundo los que se sumen a
esta celebración.
Se mantiene por tanto más viva que nunca esta
tradición centenaria que durante más de quinientos años (la de este ha sido la
528) llevan compartiendo las ciudades de Guadix y Baza.
Según cuenta la
tradición, el origen de esta historia se encuentra en Juan Pedernal, un
accitano que estaba trabajando en el término municipal de Baza y que al dar un
golpe en el desarrollo de su labor encontró la imagen de una Virgen que desde
entonces se conoce como Virgen de la Piedad. Este hallazgo motivó un pequeño
conflicto, porque su artífice consideraba, al ser él de Guadix, que la imagen
debía llevarse a su ciudad. Mientras que había quienes alegaban que, al haberse
encontrado en Baza, debía de permanecer allí. El asunto tuvo que resolverse en los
tribunales y finalmente se determinó que la imagen se quedaría en Baza pero que
podría llevarse a Guadix si un emisario fuese capaz de llegar hasta el Templo
de la Merced sin mancharse. Desde entonces un emisario accitano, el Cascamorras,
intenta en vano cada 6 de septiembre recuperar la imagen, porque nunca es
posible llegar sin pintar desde las afueras de Baza al Templo de la Merced. Por
eso es también recibido por sus paisanos con pintura y agua a modo de
represalia a su regreso a Guadix el día 9 de septiembre.
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